La princesa del océano

La princesa del océano.

La batalla casi había terminado, pero aun habían espectros cerca, Sirene estaba lastimada, a la orilla de la playa, sobre la arena, sintiendo la brisa salada que rosaba su rostro, en eso notó algo extraño en el agua, parecía resplandecer.
-¿qué es eso?…- musitó en voz baja
Lentamente una figura dorada, comenzaba a emerger del agua, era una figura que de alguna manera leparecía familiar, pequeñas ondas chocaban contra la armadura, el reflejo de los rayos del sol del atardecer no le permitía ver con claridad, pero una voz le hizo recordar


-Sirene…hija mía…- los ojos de Sirene se llenaron de duda y su expresión se mostró entre nostalgia y alegría, al mismo tiempo la confusión le impedía decir palabra alguna
-pa…padre…- dijo ella intentando levantarse
-Sirene, has sido una valiente guerrera de piscis, llevas la armadura con orgullo, tu estrella guardiana se honra contigo, y la misma Afrodita está feliz de saber que existe una joven como tú, y a quien yo tengo el honor de llamar hija-
-pero padre, en mi batalla contra la espectro de quimera no he sido la mejor- dijo ella apenada y agachando la mirada, Poseidón tomó la mano de su hija, y le ayudó a colocarse de pie.
-hija mía, olvidas algo, que es importante, eres una joven valiosa, que ha luchado casi contra todo un ejército, eres la menor de los santos de la rosa, pero sin duda eres grande por tu corazón, volverás a enfrentarte a Quimera y esta vez tu vas a demostrar el por qué llevas esta armadura de piscis-
-¿padre dices eso luego de abandonarme aquí? En un mundo de dolor, donde tu decidiste dejarme…he tenido que aguantar esta guerra, lejos de todo lo que alguna vez me hizo feliz en el santuario marino, yo era pequeña pero recuerdo…recuerdo tu voz…recuerdo todo…-
-Sirene, no te dejé por gusto, tu eres la joya de mar más valiosa de mi reino, y no sabes el dolor que me causó, pero estoy orgulloso de la mujer valiente que eres hoy- dijo Poseidón mirando a su pequeña hija ponerse de pie completamente
-Hija mía, quimera te pudo haber ganado esta vez, pero no te ha derrotado- dijo Poseidón tomando ambas manos de su hija, y con su cosmo energía comenzó a sanar sus heridas, Sirene miraba impresionada, lentamente pudo notar que algo pasaba en su armadura, parecía tener un brillo, que no podía explicar, poco a poco la armadura de piscis se convirtió en una combinación de armadura marina con toques elegantes propios del mar, su cabello parecía ondularse como las olas, la armadura abdominal era como de escamas doradas, el vestido blanco como la espuma, el collar propio con su joya verde se tornó azul como el océano.
-no olvides que eres la princesa del océano, tu corazón es tu fortaleza, y que quimera tendrá envidia y odio, pero tu amor por todo lo que guardas en tu corazón , por todos los seres que amas y proteges te hará más fuerte-
Sirene quiso llorar, agachó su mirada, Poseidón abrazó a su pequeña hija, agachando la mirada también, para que no se notaran sus lágrimas
-Sirene, ahora ve y lucha por lo justo, y recuerda que no estás sola, yo estaré contigo-
-gracias padre- dijo ella abrazándolo, y luego de un momento, se marchó en dirección al santuario, mientras Poseidón miraba como se alejaba por la playa.